Vemos a diario cómo surgen nuevas construcciones en el Gran Santo Domingo, lo que si bien aporta empleos a ese sector, no menos cierto es que en la mayoría de los casos no son debidamente reguladas y supervisadas.
He sido enfático en señalar que las direcciones generales de planeamiento urbano de los municipios de la provincia Santo Domingo, no solo deben ser oficinas recaudadoras y reguladoras, sino más bien orientadoras de todos los procesos de construcción, pues de esa manera se reducirían a gran escala las construcciones ilegales, que son el principal problema del desarrollo urbano.
Esas oficinas deberán trabajar conjuntamente con las juntas de vecinos a través de un plan de educación constante, para que éstas a su vez, lo proyecten en sus comunidades. La idea es crear un programa de charlas, conferencias y seminarios, sustentado por profesionales del urbanismo donde se oriente a los vecinos, las escuelas, centros comunitarios, empresas y otros a cuidar cada día más la ciudad y, sobre todo, a saber cuáles son sus deberes y derechos en la misma.
Cuando salimos en nuestro sector vemos cómo se incrementan los llamados “anexos”, que no son más que remodelaciones informales que en la mayoría de los casos carecen de criterio y rompen con el paisaje urbano, así mismo vemos los famosos colmados que ocupan las aceras y colocan pisos de cerámica u otro material, sin importarle a los vecinos.
Hay una necesidad imperante de un verdadero plan de desarrollo urbano y un plan regulador comunal donde participen directamente las comunidades en los procesos de rescate de sus espacios públicos y cuidado de su barrio o sector.
Los habitantes de nuestras ciudades se han visto afectados por problemas relacionados con la ausencia de espacios públicos y áreas verdes de calidad, congestión vial, escasez de suelo para desarrollo, pérdida de valores paisajísticos y naturales, así como también del patrimonio histórico, entre otros.
Para guiar el desarrollo futuro de nuestras ciudades y solucionar estos problemas urbanos, necesitamos lineamientos explícitos. Para el Estado es fundamental tener una política nacional de desarrollo urbano seria y ejecutable que entregue orientaciones claras a quienes deben tomar decisiones y también respuestas para abordar los procesos complejos y de constante cambio que se viven en la ciudad de Santo Domingo.